sábado, 13 de diciembre de 2008

Germaine Tillion y el compromiso mediterráneo

















Maria-Àngels Roque, Directora de estudios del Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), nos ha mandado este recordatorio sobre la etnóloga Germaine Tillion, quien falleció el pasado 19 de abril de 2008, a los 100 años de edad. Lo incluímos a continuación.


El pasado mes de abril falleció la etnóloga francesa Germaine Tillion a los cien años de edad. Mujer comprometida que unió la investigación científica a la acción en distintos frentes y culturas “Lo que me ha aportado lucidez es la etnografía, ya que me ha proporcionado una mirada respetuosa hacia la cultura de los otros”, comentaba en sus últimas entrevistas: Esta lucidez y el afán de investigación contra la opresión la llevaron a investigar sobre los campos de concentración nazis y estalinistas, la tortura de Argelia o, más recientemente, en 2004, a hacer un llamamiento junto a otros intelectuales contra la tortura en Irak.
Nacida en el año 1907, después de estudiar arqueología se orienta hacia la etnología, que estudió junto a uno de los grandes maestros de la disciplina, Marcel Mauss. En 1934, el azar hizo que recibiera una beca para hacer trabajo de campo en Argelia entre los beréberes del Aurès.

En 1940 regresa a Francia y enseguida se convierte en una figura de la resistencia francesa, organizando lo que se denominará la red del Musée de l’Homme. Arrestada en 1942, fue deportada al , donde murió su madre y donde ella escribió en secreto una opereta titulada Le Verfügbar aux Enfers. Repatriada en Francia entre 1945 y 1954, recogió una amplia información de los crímenes de guerra nazis y también, en tanto que mujer de espíritu libre, investigó sobre los campos estalinistas de la Unión Soviética. De regreso a Argelia, entre 1954 y 1957 aspira esencialmente a conseguir que disminuya la miseria en el país, organizando para ello la educación de los niños y adultos. A partir de 1957, en medio de la intensidad de los combates, la antropóloga sólo aspira a rescatar vidas humanas de los atentados, las ejecuciones y la tortura, al tiempo que investiga, como ya había hecho antes en Europa, sobre la tortura y los lugares de detención. En este momento, Germaine Tillion publica sus primeros libros consagrados a Argelia: L’Algerie en 1957, reaparecido en 1960 con el título L’Afrique bascule vers l’avenir y Les ennemis complementaires. En sus trabajos de antropóloga quiso comprender y explicar la en todas las culturas.

Su estancia durante los años 50 en Argelia le sirvió también para denunciar la “pauperización” de los campesinos, analizando las disfunciones de la sociedad colonial. ¿Por qué los campesinos argelinos se empobrecieron entre 1934 y 1954? La construcción de carreteras, así como la llegada de productos manufacturados, había destruido el antiguo equilibrio sin llegar a instaurar uno nuevo. ¿Cómo hacer para conseguir una mayor justicia y facilitar la supervivencia de la población? La antropóloga veía que se actuaba menos sobre los efectos –distribuir ayuda entre los menos protegidos- que sobre las causas, es decir, sobre la estructura familiar, haciendo que las mujeres fueran más autónomas y permitiendo a todos –niños y niñas- proseguir sus estudios superiores.
Gran especialista en las culturas mediterráneas, más copiada que citada, Germaine Tillon, con su formación de arqueóloga, mantenía que el patriarcado surgido en el Neolítico había configurado en los diferentes pueblos mediterráneos un aire de familia, con valores y prácticas compartidas, pero que las familias querían vivir a su aire. Su gran aportación es haber puesto en evidencia, sobre la base de sus atrevidas aproximaciones apoyadas por el material etnográfico, la especificidad de las estructuras matrimoniales en el mundo mediterráneo, que funcionan de forma inversa a las “estructuras elementales” proclamadas por Claude Lévi-Strauss. En las sociedades musulmanas, pero también antiguas (Egipto, Israel, Grecia, Roma...), y a título de vestigios en distintos espacios de la cristiandad latina y ortodoxa del entorno mediterráneo encontramos una predilección por “vivir juntos y guardar las chicas de la familia para los chicos de la familia”, es decir, de forma endógama.
En su obra más representativa, Le harem et les cousins (1966) traducida al castellano en el año 1967 con el título La condición de la mujer en el Mediterráneo explica claramente cómo el patriarcado niega a las mujeres el patrimonio material. Y cómo la preocupación por conservar intacto el patrimonio puede conllevar un conflicto con Dios. En palabras de Germaine Tillion, los campesinos magrebíes y de otros lugares, en relación con los bienes de sucesión, no se someten al precepto del islam que lega a una hija una parte de la herencia igual a la mitad de la del hijo, porque si lo hicieran así correrían el riesgo de dispersión de la herencia, en el caso de que esta hija se casara con alguien de otro linaje. La etnóloga nos da una lección de método: diferenciar entre la ley y la práctica a la hora de hacer un trabajo de campo. Germaine Tillion, años después de que acabara el conflicto en Argelia, diría en una ocasión en unas declaraciones recogidas por el antropólogo Christian Bromberger: “En esta era de descolonización generalizada, el gran continente femenino continúa siendo una colonia en muchos aspectos”.

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